Serie de revelaciones
Ayer en mi ejercicio de psicoterapia tuve una serie de revelaciones importantes, se me removieron memorias viejas, pensamientos apabullados por el silencio que los años van guardando debabajo del guardapolvo y que apenas un viento huracanado de esos que pegan de sorpresa en Octubre remueve, desde traumas no resueltos; o resueltos a medias, miedos autoimpuestos y una infinidad de mecanismos de autodefensa que se van endureciendo en la piel con el tiempo, se hacen frescos tras arrancar la costra del autoengaño que nos vamos edificando a cada tanto.
¿Qué emociones bailan sobre el ataud de la sombra? No la dejan salir, la esconden tras un embriagante danzón que parece medio alegre, de actuación con baucher de plañidera pagado por el inconsciente. Baila la culpa, la que otorgamos de "a gratis" a quien le quede el saco, al que pasó, porque pasó... y al que no, porque estuvo ausente; tras esta lógica la culpa invita al rechazo a proyectar lo que carecemos en el otro, para que; finalmente el abandono suceda y desde la propia orfandad ajusticiemos los nuevos posibles asedios del dejamiento.
Del ejercicio surgen tres revelaciones: La luz no es un candil de noche, esos son artificiales y su luz alimenta a las sombras, más no las revela. La luz es un sol naciente que ilumina desde la raíz hasta la corona. Y más, resplandece en todo lo que hay, desdibuja la línea imaginaria que divide los sentidos, e invade el sueño y la vigilia.
La ternura y la compasión son posibles, son urgentes y hay que tatuarlas en la piel en algún sitio sugerente o ponerlo en el pizarrón de la cocina: Por favor cuídame "...". Así aplicamos con todos los seres de al rededor y la vida se pone más suavecita.
Hay tormentas y siempre traen calma, una calma serena o de transición al trabajo arduo será el resultado de qué tanto nos preparamos para el movimiento que traen los tiempos. Es elemental preparar, suplir, nutrir, abastecer, descansar... para estar fuertes ante la adversidad.
Y así, regresar a terapia ha abierto la posibilidad de retomar el diálogo con los propios demonios, re conocerlos y honrarlos también.
Ahóo
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