Regresar al sol

Ahora que habito la ciudad ando muy filosa, se me encienden unos báculos astrales que en la selva o en el monte son hacha, jadeo, cuerpo y movimiento.

AQuí le batallo para cachar el recado en el aire porque hay muchos faroles 
que iluminan la sombra y no revelan sus mensajes.

En esta época de enajenación espiritual yo pregunto:
¿De qué nos sirve trabajar tanto el trauma, si no ponemos las manos en la tierra? ¿o en la masa?

¿Si sano mi linaje materno y no le siembro un árbol al tiempo?
Si ando tan iluminado que se me van los pies del suelo
¿A qué hora lo pongo el rezo en concreto?

Hay una trampa en la falsa luz, que nos cega
y nos lamparea desde la comodidad de nuestro exilio
donde buscamos y buscamos y buscamos y scrolleamos en la historia generacional el ¿por qué?

¿Por qué mi mamá tal, y mi papá, juan que brilla por su ausencia?
La respuesta a todo: se enchuecó la balanza.
Su nombre: el poder sobre los otros
Su apellido: Hipermasculino desbordado. Misoginia. Chupacabras cósmico. Un teatro divino intervenido. No nos dejan nacer.

Y mientras le busco al dolor tres patas
Si tiene tantas
Afuera, se requiere del servicio. 

Yo por ejemplo, de procedencia hedonista
Me fugo un rato en el confort
Y todo se pone raro
Me duele el cuello
Se me humedece el cerebro

Y le doy acción
y me renuevo en la incomodidad de transitar a puntapie el desierto
porque sigo caminando

Por eso me quejo tanto de las doctrinas que te invitan a ser muy feliz
Mientras se te pudre el inconsciente por no tener consciencia de clase

En la burbuja del privilegio se nos evaporan los recuerdos.
Hago pues un llamado a la acción, para no ponernos tan luciferianos con tanta vuelta a la "insoportable levedad"

Hago un llamado a habitar lo cotidiano
Regar plantas, lavar platos, encender hogueras, contar cuentos, sembrar plantas, cuidar a la tribu, extender la mano, abrazar mucho, reconectar las neuronas espejo, reconocernos en el otro, sin necesidad de constelaciones o estructuras satánicas hiperpensadas. Solo estar, juntos.